Cuando tenemos un coche que ya llevamos muchos años conduciendo, cambiarlo por uno nuevo es tentador. Es evidente que los coches han cambiado y se han modernizado de forma notable en los últimos años, lo que significa que las diferencias entre un coche de 1 año y uno de 10 pueden ser enormes (por no hablar de los coches que ya alcanzan los 20 años o más). Aun así, es cierto que existen coches antiguos que siguen respondiendo muy bien a su función, y que siguen siendo ideales para aquellos conductores que recorran pocos kilómetros.
Por otra parte, el parque automovilístico español es uno de los más envejecidos de europa situándose por encima de los 10 e incluso los 11 años, lo que puede comprometer la seguridad vial. Hablar de la vida útil de un vehículo no es fácil ya que influyen muchos factores que ayudan a reducir o alargar su durabilidad pero, ¿Cuáles son entonces las señales de que es el momento de cambiar de coche?
El vehículo no responde
Está claro que si te cuesta arrancar o el vehículo responde mal en situaciones como las subidas, puede que haya llegado la hora de hacer un cambio, sobre todo teniendo en cuenta el aspecto de la seguridad al volante.
Demasiadas visitas al taller
Si tus visitas al taller empiezan a ser frecuentes, y además, te das cuenta de que siempre te están arreglando la misma avería, es que definitivamente ha llegado la hora de hacer un cambio. Haz un cálculo de lo que has gastado en arreglos en los últimos meses y lo que te vas a gastar en nuevas averías que aún están por llegar, además del mantenimiento obligatorio y plantéate si no sería más rentable comprarte un coche.
Los componentes del vehículo son viejos
Aunque no seas un gran adepto de las nuevas tecnologías, existen vehículos por precios relativamente bajos que prescinden de opciones como el navegador, por ejemplo. Si por el contrario, eres un apasionado de la tecnología, disfrutarás de conducir un coche equipado a la última: frenos automáticos de emergencia, pantallas digitales, maletero de apertura eléctrica etc.
La imagen empieza a ser preocupante
Quizás menos importante desde el punto de vista de la conducción, pero es cierto que los coches viejos tienen una imagen menos atractiva que un coche nuevo, por mucho que lo cuidemos. La pintura empieza a caer, los faros ya no iluminan igual etc. Aunque el aspecto no lo sea todo, debemos recordar que un coche bonito también es más seguro, por lo que este podría ser otro argumento para cambiarnos el vehículo.